La RepĆŗblica Dominicana y HaitĆ han mantenido una relación histórica marcada por conflictos, en su mayorĆa de Ćndole territorial. Estos desacuerdos se originaron, en parte, por episodios en los que el territorio dominicano fue ocupado por fuerzas haitianas. Sin embargo, el pueblo dominicano, compuesto por hombres y mujeres decididos, siempre ha defendido con determinación la soberanĆa nacional.
A pesar del paso del tiempo, ambas naciones no han logrado convivir en plena armonĆa. Esta situación ha llegado al punto en que, en ocasiones, los ciudadanos dominicanos son seƱalados de xenofobia, especialmente por su rechazo a la apertura total de la frontera, como respuesta a la grave crisis que atraviesa HaitĆ desde hace dĆ©cadas.
Un anĆ”lisis histórico de HaitĆ revela que la transformación del paĆs, de ser una de las colonias mĆ”s prósperas a convertirse en una de las naciones mĆ”s empobrecidas del mundo, se debe a mĆŗltiples factores. Entre ellos, destaca la pesada indemnización económica impuesta por Francia como condición para reconocer su independencia. Esta deuda debilitó severamente la economĆa haitiana desde sus inicios, dejĆ”ndoles como Ćŗnico recurso una industria azucarera previamente establecida por los colonizadores franceses. Posteriormente, la gestión ineficiente y la corrupción de sus lĆderes polĆticos no contribuyeron al desarrollo nacional. A esto se suman los frecuentes desastres naturales que han provocado cuantiosas pĆ©rdidas humanas y materiales, asĆ como el actual dominio de bandas armadas y la debilidad del gobierno central.
En lugar de responsabilizar Ćŗnicamente a sus vecinos dominicanos, el pueblo haitiano podrĆa canalizar sus demandas hacia organismos internacionales, exigiendo una intervención efectiva que promueva la reconstrucción institucional y económica del paĆs. Del mismo modo, es legĆtimo plantear que Francia deberĆa asumir parte de la responsabilidad histórica, no necesariamente mediante pagos en efectivo —que podrĆan ser mal gestionados—, sino mediante la inversión en infraestructura productiva y la creación de empresas que generen empleo digno y sostenible para la población haitiana.
La solución a la crisis haitiana no es inalcanzable. No obstante, requiere voluntad polĆtica y una actuación coherente por parte de la comunidad internacional. Es lamentable que muchos organismos globales prioricen debates ideológicos o mediĆ”ticos, dejando de lado las acciones concretas necesarias para que HaitĆ pueda recuperarse y salir del cĆrculo vicioso de la pobreza y la inestabilidad.